Real Time Web Analytics Bruselas10: 2009

sábado, 3 de octubre de 2009

Alakrana

He seguido de cerca, como Corresponsal en Bruselas, las peripecias relacionadas con el lanzamiento de la “Operación Atalanta”, en noviembre de 2008, tras la captura por piratas de varios buques en alta mar, entre los que se contó en abril de ese año el atunero “Playa de Bakio”.

Desde el principio me sorprendió la disponibilidad de las autoridades españolas para aprestar medios con los que afrontar esas amenazas: buques de combate y aprovisionamiento, aviones de patrulla y reconocimiento, equipos de apoyo… material todo él sumamente costoso, puesto al servicio de un objetivo aparentemente tan simple como diáfano: mantener la libertad de navegación y las actividades comerciales legítimas en aguas libres. Eran estos, se decía entonces, valores que se hacía necesario defender al costo que fuera, pues el intangible en peligro -la libertad secuestrada- era mucho más valioso que el costo del dispositivo desplegado.

Nunca me creí del todo esas respuestas que, invariablemente, me fueron dadas a mis preguntas constantes sobre el costo de desplegar fragatas, buques de aprovisionamiento y aviones de vigilancia sofisticados y caros (el P3 Orion lo es), a una distancia tan grande de sus bases respectivas.

Por eso me resulta muy difícil de comprender la destemplada contestación de la ministra Chacón cuando, el otro día, contestó abruptamente a los armadores españoles con flota en el Indico que la protección de actividades privadas, de la pesca, le estaba costando 75 millones al erario público español.

¿Para qué están la Marina y el Ejército del Aire españoles en el Indico? ¿Para defender la actividad comercial legítima de los pescadores españoles en aguas libres?. Repasando el texto de la Acción Común del Consejo de la UE, que les adjunto en este ‘post’, se puede constatar, inequívocamente, que el propósito primero y prioritario de “Atalanta” es dar cobertura de seguridad a los buques del Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas, en su día amenazado por los piratas, además de garantizar la libertad de tránsito por aquellas aguas. La Acción Común habla, (Art. 1.1, página 6) de “la protección de navíos vulnerables que naveguen a lo largo de las costas de Somalia, así como a la disuasión, a la prevención y a la represión de los actos de piratería y de los robos a mano armada a lo largo de las costas de Somalia (…) y (Art. 1.2) que “las fuerzas desplegadas a este efecto operarán hasta 500 millas marinas de las costas de Somalia y de los países vecinos (…).

Viendo por TV los mapas presentados por los militares españoles para explicar que el atunero ahora aprehendido por los piratas estaba fuera de la zona protegida es forzado constatar que el Alakrana estaba fuera de la “zona táctica” de protección definida por los militares en función de sus medios, que, a su vez, se ajustan a unas prioridades. Estaba, sin embargo, dentro de la franja de 500 millas adscrita al mandato de la Acción Común.

Lo que a mi me parece que está sucediendo en aguas del Indico es que la comunidad internacional está garantizando la libertad de tránsito en una zona -el Golfo de Adén y sus inmediaciones- estratégica para los intereses de la navegación mundial. Protege, asimismo, a los buques del ya citado programa de alimentos de Naciones Unidas y a los que, en tránsito hacia estas áreas, navegan por áreas conflictivas. La cosa funciona de la siguiente manera: desde el mando de la operación se comunica a los armadores de buques cuyo tránsito por la zona ha sido señalada, que los navíos de guerra de “Atalanta” darán cobertura de seguridad en unas franjas horaria y geográfica concretas. Hay armadores que se meten en el convoy de seguridad y otros que no lo hacen porque les sale muy caro (en costo de carburante, para adaptarse a la marcha de la fragata, por ejemplo).

Los atuneros están en otra situación: no van en tránsito sino que buscan los bancos de atún, luego su deriva no puede ceñirse al paso de ningún buque de guerra. Y no tienen asignadas patrullas marítimas concretas porque, léase con detenimiento la Acción Común, no se les cita expresamente como un objetivo a defender.

La destemplanza de la ministra Chacón no parece justificada. Cuando su ministerio anunció que desplazaba unidades al Indico, la defensa de los intereses pesqueros estaba claramente sobre la mesa. La experiencia ha demostrado, sin embargo, que el esfuerzo militar español allí está más centrado en objetivos de interés internacional común que españoles específicos.

Al igual que a J. M. Ruiz Soroa, le he oido y leido a bastantes personas, muchas de ellos militares, desaconsejar el despliegue de personal armado a bordo de los atuneros, precisamente con el fin de evitar un endurecimiento de las acciones piratas, con el incremento del riesgo potencial para el personal civil embarcado.

Como principio general no está mal, pero da la impresión de que tanto esfuerzo militar contra piratas audaces, pero mal equipados, no busca otra cosa que “impedirles equivocarse”. Y sucede que, en cuanto no hay vigilante, se equivocan con gran eficacia, como ha sucedido con el Alakrana.

El dispositivo militar español en el Indico no sirve a los intereses de la flota pesquera española que allí opera. A pesar de que, en su momento, fue presentado como remedio para sus problemas. Hay que buscar otra cosa.

Atalanta

He seguido de cerca, como Corresponsal en Bruselas, las peripecias relacionadas con el lanzamiento de la “Operación Atalanta”, en noviembre de 2008, tras la captura por piratas de varios buques en alta mar, entre los que se contó en abril de ese año el atunero “Playa de Bakio”.
Desde el principio me sorprendió la disponibilidad de las autoridades españolas para aprestar medios con los que afrontar esas amenazas: buques de combate y aprovisionamiento, aviones de patrulla y reconocimiento, equipos de apoyo… material todo él sumamente costoso, puesto al servicio de un objetivo aparentemente tan simple como diáfano: mantener la libertad de navegación y las actividades comerciales legítimas en aguas libres. Eran estos, se decía entonces, valores que se hacía necesario defender al costo que fuera, pues el intangible en peligro -la libertad secuestrada- era mucho más valioso que el costo del dispositivo desplegado.
Nunca me creí del todo esas respuestas que, invariablemente, me fueron dadas a mis preguntas constantes sobre el costo de desplegar fragatas, buques de aprovisionamiento y aviones de vigilancia sofisticados y caros (el P3 Orion lo es), a una distancia tan grande de sus bases respectivas.
Por eso me resulta muy difícil de comprender la destemplada contestación de la ministra Chacón cuando, el otro día, contestó abruptamente a los armadores españoles con flota en el Indico que la protección de actividades privadas, de la pesca, le estaba costando 75 millones al erario público español.
¿Para qué están la Marina y el Ejército del Aire españoles en el Indico? ¿Para defender la actividad comercial legítima de los pescadores españoles en aguas libres?. Repasando el texto de la Acción Común del Consejo de la UE, que les adjunto en este ‘post’, se puede constatar, inequívocamente, que el propósito primero y prioritario de “Atalanta” es dar cobertura de seguridad a los buques del Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas, en su día amenazado por los piratas, además de garantizar la libertad de tránsito por aquellas aguas. La Acción Común habla, (Art. 1.1, página 6) de “la protección de navíos vulnerables que naveguen a lo largo de las costas de Somalia, así como a la disuasión, a la prevención y a la represión de los actos de piratería y de los robos a mano armada a lo largo de las costas de Somalia (…) y (Art. 1.2) que “las fuerzas desplegadas a este efecto operarán hasta 500 millas marinas de las costas de Somalia y de los países vecinos (…).
Viendo por TV los mapas presentados por los militares españoles para explicar que el atunero ahora aprehendido por los piratas estaba fuera de la zona protegida es forzado constatar que el Alakrana estaba fuera de la “zona táctica” de protección definida por los militares en función de sus medios, que, a su vez, se ajustan a unas prioridades. Estaba, sin embargo, dentro de la franja de 500 millas adscrita al mandato de la Acción Común.
Lo que a mi me parece que está sucediendo en aguas del Indico es que la comunidad internacional está garantizando la libertad de tránsito en una zona -el Golfo de Adén y sus inmediaciones- estratégica para los intereses de la navegación mundial. Protege, asimismo, a los buques del ya citado programa de alimentos de Naciones Unidas y a los que, en tránsito hacia estas áreas, navegan por áreas conflictivas. La cosa funciona de la siguiente manera: desde el mando de la operación se comunica a los armadores de buques cuyo tránsito por la zona ha sido señalada, que los navíos de guerra de “Atalanta” darán cobertura de seguridad en unas franjas horaria y geográfica concretas. Hay armadores que se meten en el convoy de seguridad y otros que no lo hacen porque les sale muy caro (en costo de carburante, para adaptarse a la marcha de la fragata, por ejemplo).
Los atuneros están en otra situación: no van en tránsito sino que buscan los bancos de atún, luego su deriva no puede ceñirse al paso de ningún buque de guerra. Y no tienen asignadas patrullas marítimas concretas porque, léase con detenimiento la Acción Común, no se les cita expresamente como un objetivo a defender.
La destemplanza de la ministra Chacón no parece justificada. Cuando su ministerio anunció que desplazaba unidades al Indico, la defensa de los intereses pesqueros estaba claramente sobre la mesa. La experiencia ha demostrado, sin embargo, que el esfuerzo militar español allí está más centrado en objetivos de interés internacional común que españoles específicos.
Al igual que a J. M. Ruiz Soroa, le he oido y leido a bastantes personas, muchas de ellos militares, desaconsejar el despliegue de personal armado a bordo de los atuneros, precisamente con el fin de evitar un endurecimiento de las acciones piratas, con el incremento del riesgo potencial para el personal civil embarcado.
Como principio general no está mal, pero da la impresión de que tanto esfuerzo militar contra piratas audaces, pero mal equipados, no busca otra cosa que “impedirles equivocarse”. Y sucede que, en cuanto no hay vigilante, se equivocan con gran eficacia, como ha sucedido con el pe
El dispositivo militar español en el Indico no sirve a los intereses de la flota pesquera española que allí opera. A pesar de que, en su momento, fue presentado como remedio para sus problemas. Hay que buscar otra cosa.

viernes, 8 de mayo de 2009

Gripe


Hace ya un montón de años, cuando comenzaba a preocuparme por la guerra, las armas y todo eso, fui a documentarme sobre lo que llaman “armamento de destrucción masiva” a la OTAN. Un militar, no sé si francés, inglés, americano o español, la verdad es que no me acuerdo, me debió ver los ojos como platos cuando me describía el potencial atroz de bacterias, hongos, virus, gases, isótopos radiactivos y toda esa porquería, empaquetada como armas, y me dijo: “mire, lo mejor es no entrar a imaginar qué podría suceder si aquel país, el otro o el de más allá, consigue semejante armamento, porque no dejaríamos vivir tranquila a la gente, y ese conocimiento no les reportaría ninguna seguridad añadida. Lo que no es, no es, y no vale de gran cosa asustar a la población advirtiéndola de lo que podría ser… porque igual no llegar a serlo. Porque lo más probable es que no lo sea nunca. De hecho, trabajamos para que no pase”.

Tengo metido el mensaje de ese militar en la cabeza. De vez en cuando se me materializa delante de los ojos, como si de una pancarta virtual se tratara, cuando veo a uno de esos del marketing político aterrorizando al personal desde la caja tonta, con severidad apocalíptica y ademanes de ángel exterminador. Me pasa mucho estas últimas semanas con lo de la gripe del guarro.

Hay una cosa por ahí que llaman Organización Mundial de la Salud, desde donde hace varias semanas se nos está diciendo, ni más ni menos, que media humanidad va a caer enferma porque hay suelto un virus muy peligroso. Luego te matizan que el virus en cuestión no es tan peligroso, pero que sin duda lo sería si muta, si cambia, y la nueva variante lo vuelve más agresivo para la especie humana. De modo que ya tenemos los ingredientes para la octava plaga de Egipto: un enemigo invisible que golpea poco, pero que puede devenir en martillo de la humanidad a nada que se lo proponga. Las multinacionales farmacéuticas, esas oenegés caritativas, dicen haberse puesto a la tarea y nos prometen una vacuna en unos pocos meses. Ya verán ustedes a qué precio. Mientras tanto, el Ejército, en España, ha recibido permiso (de una de esas multinacionales) para encapsular las reservas que atesora de un antiviral que se puso de moda cuando la anterior alarma planetaria por riesgo de pandemia: cuando lo de la gripe del pollo, en 2005. Los antivirales que yo, asustado como tantos, compré entonces, caducaron hace tiempo. ¿Los del Ejército, que son los mismos y de la misma marca, no? ¿Por qué no me vendieron a mí antivirales con la misma condición de pervivencia que los que compró Sanidad? ¿Verdad que están ustedes pensando lo mismo que yo?

Me acuerdo de aquel lío de la gripe del pollo. Era una alarma veterinaria y un comisario europeo la convirtió en una amenaza para la especie humana. Yo estaba presente cuando lo hizo y no quería creer lo que le oía a aquel noble varón, consciente como era yo, no sé él, del disparate que estaba cometiendo desde la tribuna. Se ve que el comisario no había hablado con los militares sobre las armas de destrucción masiva y no sabía que el miedo puede ser tan peligroso para una sociedad, o más, que un virus con potencial mutante.

Lo de la gripe del pollo terminó en nada. El virus no mutó; o no lo hizo suficientemente para amenazar la supervivencia de la humanidad. Y el de ahora tampoco lo ha hecho; además, nada impide que cambie de manera que se vuelva más inofensivo para el ser humano. Lo dicho: puede pasar, o no.

¡Pero qué lío, oiga! Cuánto dinero perdido. Cuántos malos ratos que se podrían haber evitado. Le preguntaba hace un par de días, por lo bajines, a una persona con conocimiento de causa, de una institución europea, que por qué no ponían término a esta paranoia. “¿Con el de la OMS diciendo lo que dice? ¿Quién se arriesga a minusvalorar la amenaza? ¿Y si la cosa se tuerce y nos encontramos efectivamente con una pandemia?”, me contestaron.

De modo que el baile sigue. Han tenido que cambiarle de nombre al virus, para no dañar los intereses comerciales de los criadores y comercializadores de cerdo. Nótese que yo la he llamado, a la gripe, “del guarro”, porque al cerdo que comemos en nuestras sociedades no lo dan tiempo ni de ensuciarse, de lo rápido que lo crían con recursos artificiales para sacrificarlo antes y sacarle beneficio. (Así, y de paso, no atento con esto que escribo contra las multinacionales de la alimentación, que venden cerdo pero no guarro y pollo criado con antibióticos que producen las mismas empresas que fabricarán la vacuna contra la gripe del guarro).

Los de la OMS, esa, la llaman ahora a la nueva peste la “Gripe A”. ¡Qué golpe de efecto! ¡Qué derroche de imaginación! ¡Así no tendrán que estrujarse el majín cuando lleguen otros virus con potencial mutante, (todos lo tienen) y se vean en la tesitura de ponerle un nombre. Tienen todo el abecedario por delante, y cuando se les acabe podrán comenzar duplicando las letras, como en las matrículas de los coches y añadirle números despues. Y pensar que la gripe española no venía de España, pero la bautizaron así para desprestigiar al país…

Alguien tendría que poner orden en todo este desaguisado. Le he oído al ángel exterminador ese decir que la amenaza no ha desaparecido, que se ha ido al hemisferio sur, y que en unos meses vuelve, con el otoño. Pero, hombre, no sea usted tan agorero. Lo mismo le gusta aquello y se queda…

¿Pero cuántas vacunas van a comprar los gobiernos de todo el planeta, cuando la tengan a punto las multinacionales, por la alarma social creada desde instancias técnicas que deberían medir más sus palabras, a la hora de poner en el mercado de la información global la especie de una amenaza potencial?

miércoles, 25 de marzo de 2009

Pescado


Cualquiera que haya intentado comprar pescado fresco en Bruselas conoce la dificultad del empeño. Los belgas son poco dados a los peces. Comen lenguado, rodaballo y mero y algo de bacalao fresco, con nata y esas cosas –los que lo comen- y la cadena de comercialización es exigua y poco cuidadosa.
Por eso, cuando encuentras una pescadería limpia en la que hay merluza, lubina y doradas no de acuicultura y razonablemente frescas resulta todo un acontecimiento, que compartes con la parroquia, porque es un tipo de conocimiento apreciado.
Yo vengo compartiendo últimamente mi hallazgo de La Gamba, en el barrio bruselense de Saint Gilles, cerca de La Barrière, a poco más que un tiro de piedra de la Porte de Hal. Es el reino de Angelines, o María de los Angeles, como la conocen los belgas, que son muy ceremoniosos.
A La Gamba la aprovisionan desde París, desde el famoso mercado del Rungis, uno de los grandes puertos pesqueros del universo mundo, a razón de tres camiones por semana. El género es estupendo; da lo mismo para el horno que para una barbacoa y te quedas francamente bien después de haberte metido medio kilo de lubina entre pecho y espalda. Y más barato que en España.
Ángel y María de los Ángeles fundaron La Gamba en 1973. Habían llegado a Bélgica en los Sesenta, con la emigración del carbón y los hornos altos. Antes, a comienzos de siglo, hubo otra emigración de españoles a Bélgica, que llaman “la del arroz” porque se nutrió sobre todo de valencianos. Prosperaron mucho, y hay algunos comercios en Amberes que son conocidos y muy apreciados.
La emigración de las minas se fue filtrando por la porosa piel de Bélgica. Muchos se quedaron en Valonia, donde estaban el carbón y las siderurgias, pero otros se vinieron a Bruselas cuando aquello se acabó. Poblaron las inmediaciones de la estación de Midi, donde ahora están los magrebíes que se han apropiado del mercado de fruta y plantas de los domingos que antes llevaban los españoles. Había muchos bares y restaurantes españoles en el Midi. Los domingos, cuando ibas por allá buscando unas fabes, veías a aquella gente en su mundo. Las niñas con trajes de encaje, medias blancas de calados y un lazo en el pelo. A la izquierda.
Ángel y Angelines hicieron lo del pescado. Otros españoles también, pero a unos les terminaron comprando los negocios los marroquíes, como Alí, y otros perdieron la personalidad cuando pasaron a manos de la siguiente generación, que casi no habla español y los peces los entiende a la belga.
No es el caso de Angelines, que sigue al pie del cañón, vendiendo pescado que huele a pescado, es decir, bien. No como esas otras tiendas que venden viejo y huele mal. Como lo hace con una gran dignidad y es amable con todo el mundo la están sacando en periódicos y revistas. Ella echa de menos a Ángel, que ya no está. “Esto era su vida, ¿sabes?” me cuenta, después de decirme que una profesora vino el otro día para comprar peces y mariscos que enseñar a sus alumnos en Alemania, porque no los conocen. Pobre gente.
Me acuerdo de Ángel. Estaba orgulloso de su pescado. “¡Y tengo 19 embajadas en la lista!”, me decía, para significarme el aprecio del mundo diplomático, que tiene el pico fino, por su comercio.
A María de los Ángeles habría que darle una medalla por la difusión de una cierta cultura culinaria. Pero pronto, antes que los franceses nos ganen por la mano y la festejen por dejar tan alto el prestigio del Rungis

martes, 17 de febrero de 2009

Cervantes

Les supongo informados del nuevo gadget del entretenimiento doméstico: los DVD de gran capacidad que pueden almacenar películas en alta definición. El estándar Blue Ray ha salido triunfante de la batalla contra otro formato, el HD-DVD, con el que se disputaba el mercado mundial.
Esos discos admiten tanta información que las productoras, en lo que parece un gesto hacia el cliente, empaquetan en ellos más versiones lingüísticas que en los DVD clásicos, Es fácil que un disco contenga las versiones inglesa de la película más la francesa, la alemana, la italiana y la “castellana”. Sí, la castellana de Castilla, se supone, cuando uno verifica la carátula y encuentra escrito inequívocamente “Castellano” después del consabido “Inglés”.
Estoy al tanto de la polémica sobre el “Español” y el “Castellano”. Este “post” no va únicamente por ahí.
Dejé hace tiempo de comprar películas en los grandes almacenes norteamericanos de Internet, porque anunciaban frecuentemente versiones lingüísticas que luego no se correspondían con la realidad. Recuerdo particularmente una “Con Faldas y a lo Loco” de la época en la que no estaba aún comercializada en España, que me llegó con Jack Lemmon y Tony Curtis hablando en un correctísimo mexicano, cuando en la carátula decía “Español”.
Ahora, con los Blue-Ray y la mayor precisión de imágenes y denominaciones, creía yo que esta confusión había sido zanjada. Porque, me decía, si el “Español” es una lengua casi universal, parece lógico que la denominación ampare lo mismo al Español de España que al Español de México. Pero Castellano sólo hay el de Castilla, de modo que si una carátula te anuncia “Castellano” es que es Castellano.
Pues no, sigue saliendo mexicano. Supongo que en el mercado nacional español no (todavía no he comprado ningún Blue Ray allí), pero en el resto de Europa, cuando uno de estos discos dice “Castellano”, es más que probable que uno se encuentre con la versión mexicana del film en cuestión. Y no saben ustedes cómo da el Sean Connery de “007 contra el Doctor No” en el Castellano de México.
Y si esto pasa en Europa, en Estados Unidos y en Japón otro tanto.
Se me ocurre que si un estudiante japonés de Español compra en Tokio un Blue Ray para ejercitar comprensión lingüística, va a salir un experto en entonaciones de Cantinflas, por mucho que ejercite el idioma escrito leyendo El Quijote.
¿Habrá que poner un Cervantes en Hollywood?

viernes, 6 de febrero de 2009

Penélope


Los aledaños de las instituciones europeas se han convertido en un tajo de obra. Están construyendo un nuevo túnel, y una estación para el futuro RER (el ferrocarril de cercanías que funciona como un Metro), y las aceras que contornean el emblemático Berlaymont parecen trincheras de la Gran Guerra. Unos letreros dan razón de los trabajos: “Enlace ferroviario Schuman – Josaphat.- Polo multimodal Schuman. Presupuesto: 74,6 millones.- Inicio de trabajos: junio 2008. Duración de los trabajos: 1.645 días de calendario”.

¡Mil seiscientos cuarenta y cinco días naturales! Hasta el 2 de diciembre de 2012. Cierta prensa satírica belga se pregunta si no nos están tomando el pelo. “En ese tiempo, en Madrid, se construyen 50 kilómetros de Metro. Pobre Belgaland”, se lamenta “Pere Ubu”, un seminario satírico belga muy crítico con la acción gubernamental.

Semejante plazo de obras es sospechoso. Primero, porque este género de compromisos no se respeta nunca; las obras duran siempre mucho más que lo previsto. Y, segundo, porque parece de todo punto exagerado tener el centro administrativo noble de la ciudad en semejantes condiciones durante cuatro años. A Bruselas, las instituciones europeas le reportan prestigio internacional y mucho dinero. Lo devuelven programando unos trabajos que parecen el manto de Penélope (la buena, no la de Almodóvar).

Porque junto a este tajo han comenzado otro: el del nuevo edificio que albergará el Consejo Europeo. otra trinchera.

En el aeropuerto de Zaventem, el pasado abril iniciaron unas obras de reacondicionamiento de la plataforma de acceso al terminal en el área de salidas. Un espacio de 200 por 20 metros, por el que pasan los coches de todos los que van a coger un avión. A comienzos del pasado enero todavía no habían terminado. Un taxista de origen argelino que hace poco me llevó allí me contaba que había trabajado, tiempo atrás, con Dragados en el Magreb. “¡Se comen el terreno, oiga!”, me decía el hombre, para significarme la capacidad de la constructoras españolas de obras públicas.

Y para qué hablarles de la Plaza Flagey. Es un enclave principal de la ciudad. Se han tirado 10 años para construir una cisterna subterránea con la que captar las aguas de lluvia.
Uno de estos días, la Comisión va a premiar al ministro de Movilidad de Bruselas. Luego dirán que la gente no les comprende
Real Time Analytics